La arquitectura romana adaptó los tres órdenes
griegos y el llamado etrusco modificándolos y añadiéndoles otra forma de
capitel que se definió por los arquitectos renacentistas con el nombre de orden
compuesto. De esta suerte, se cuentan cinco órdenes, a saber:
·
el orden
toscano o etrusco que
permanece básicamente igual.
·
el orden dórico romano que eleva su columna a
dieciséis módulos, adorna su collarino o garganta, añade un
talón al ábaco, tiene el astrágalo en forma de junquillo que
rodea al fuste y debajo de la corona de la cornisa lleva dentículos o mútulos.
Esta última diferencia constituye respectivamente las variantes de dórico
denticular y dórico modillonar, según los arquitectos del renacimiento.
·
el orden
jónico romano, que adorna más su capitel que el griego, reduce la
magnitud de sus volutas, suprime en ocasiones el astrágalo y eleva la
proporción del fuste.
·
el orden
corintio romano, se ostenta más florido aún que el griego y en él
abunda, sobre todo, la hoja de acanto. De ésta, lleva dos o tres series el capitel,
dobladas hacia adelante y además de los dentículos admite series de modillones
adornados para sostener la cornisa.
·
el orden
compuesto, que llegó a ser el predilecto de los romanos no difiere del
corintio sino en engarzarse más los adornos y en alguna modificación accidental
del capitel: éste se forma con hojas de acanto sin calículos y con cuatro
volutas que salen por encima del cuarto de bocel de modo que parece compuesto
de jónico y corintio.
La arquitectura romana adoptó con frecuencia la superposición de un
orden arquitectónico a otro diferente en un mismo edificio, quedando el más
sencillo y robusto debajo del más elegante y delicado, según es de notar en el
grandioso Coliseo romano.
Gracias por la publicación me ha servido de ayuda
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